Jueves 23 de abril, es un día importante para mí, es mi cumpleaños. El despertar es distinto porque siempre he recordado pasar esta fecha en la escuela, con mis amigos y después con mi familia; pero ahora las circunstancias lo han cambiado todo. Me desperté para tomar mi clase en línea como cada día desde que inició la cuarentena, el escuchar las mañanitas a través de una pantalla sin duda es muy particular, pero incluso me atrevería a decir que, los mismos nervios de no saber qué hacer cuando te cantan se siguen sintiendo igual.
Es muy curioso los tiempos que estamos viviendo, pero la verdad me di cuenta de lo que realmente es importante, y es vivir el aquí y el ahora; porque hablando de manera muy personal considero que en ciertas ocasiones no somos conscientes de lo que tenemos a nuestro alrededor y sobre todo las personas que siempre están con nosotros, en mi caso mi familia, porque sin duda alguna hicieron de este día algo sumamente especial y que no lo cambiaría por nada. Sé que se escucha muy romántico, pero es lo que sentí y por supuesto el cariño de mis amigos e incluso de personas que tenía mucho tiempo de no saber de ellas se sumaron para escribir algunas palabras de felicitaciones. Irónicamente a pesar de estar a distancia, sentí muy de cerca a todos aquellos que no lo estaban; un sentir muy extraño porque nunca lo había vivido.
Queda este día guardado para ser recordado con mucho amor, porque me hizo ver que no necesitas tener una gran fiesta para disfrutar al máximo, al contrario tuve la oportunidad de valorar más a todas las personas que estuvieron conmigo compartiendo este momento tanto físicamente como a distancia. Siempre he creído que las cosas pasan por algo, e indudablemente son aprendizajes que la vida nos da para seguir creciendo y sobre todo, para notar que los momentos de felicidad son instantes y que nunca debemos dejar que se nos escape.
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