Ir al médico, sin importar cuál fuese el motivo, era un martirio para la mayoría cuando eramos pequeños (bueno, para algunos continúa siendo de los lugares menos favoritos). No es que se menosprecie el trabajo de los doctores ni que se les discrimine por algo, pero siendo tan niños lo único que se nos queda grabado es: Se va al doctor cuando nos duele algo. Hay vacunas, medicinas con mal sabor y pastillas difíciles de tragar. Incluso a algunos todavía no nos gusta ir, pero porque nos pesan.
Sin embargo, con o sin miedo, nuestros padres, al fin padres, más de una vez nos llevaron al médico (en contra de nuestra voluntad o por medio de mentiras). Ahora más grandes nos damos cuenta que muchas veces de las que acudimos era necesario y otras, fue por nuestra naturalza inquieta (o irresponsabilidad de nuestros padres. Mitad y mitad)
Estamos seguros que de ésta lista con 10 razones, más de la mitad fueron los motivos por las que te llevaron al Doctor cuando eras niño
1. Dolor de panza
Seguro todos recordamos que de niños, sentirse mal de la panza era un mal frecuente. A veces consumíamos dulces de más, comíamos lo que se nos caía al suelo o peor aún, llegábamos a ingerir productos que ni alimentos eran (todos conocemos a ese chico que comía pegamento...quizá eramos nosotros).
Ese dolor de estómago pasaba a ser vómito o hasta diarrea, ¡qué horror de tan sólo recordarlo! Pero ya fuese por nuestra causa o por la mala suerte de comer algo que no nos sentó bien, terminábamos en el médico.
2. Golpes y caídas
Quizá no llegamos a fracturarnos, pero todos, por el simple hecho de haber sido niños nos caímos, raspamos, lastimamos, pegamos, ¡algo, caray! Los motivos son variados y seguro alguno te suena familiar:
Te subiste a un árbol pero ya no supiste cómo bajarte
En un malentendido con otro niño te aventaron un juguete (o un golpe, el muy loco)
Aprendiendo andar en bicicleta tu papá te soltó pensando que estabas listo (pero claramente, no lo estabas).
Tus pies poco coordinados te jugaron mal y te caíste (y para colmo, en suelo empedrado)
Te quemaste con un cohete. (Te dijeron que lo lanzaras rápido, pero la palomita fue más rápida).
3. Resfriado
Gripa, resfriado, catarro, tos todo lo que tenga que ver con la abundancia de mocos, seguro lo tuviste (sino es que todas). Muchas veces nos despertábamos con los ojos llorosos, la garganta cerrada y hasta con fiebre, probablemente nuestros padres se preguntaban ¿por qué si lo he cuidado? Pero pareciera que nos enfermábamos de la nada (o no se daban cuenta cuando nos quitábamos el suéter, andábamos descalzos o nos metíamos al charco) y no les quedaba de otra que llevarnos al Doctor.
4. Varicela
No sé por qué, no sé si sea una regla, pero la mayoría de mis conocidos tuvieron varicela cuando eran niños (pocos son los afortunados que no han tenido). De un día para otro tenías fiebre y malestar, hasta que la primera roncha salía: tenías varicela.
Este no es el primer confinamiento que vivimos los que hemos tenido varicela. La diferencia con el COVID-19 que no salimos para que nos contagien, con varicela no salías de tu casa durante 40 días para no contagiar a los demás (aunque seguramente, hasta que te lo detectaron, llegaste a infectar a tus hermanos, primos y dos que tres compañeros del salón)
¿Recuerdan lo mucho que se rascaban? ¿Recuerdan lo consentidos que se sentían estando en su casa, acostados, viendo tele y comiendo?
5. Te metiste algo por algún lado
Muñecos, pasas, frijoles, dados, canicas, todo lo que encontráramos y fuese pequeño, era ideal para meterlo, en nuestros momentos de ocio (o de locura), en nuestra nariz, orejas o boca.
Quizá muchos digan "No lo recuerdo"o "Sí, pero no terminé en el médico" Eso es porque posiblemente, así como entraba aquél objeto, salía. Pero en casos desafortunados ya no salían de tus orificios nasales u oído, o bien, te los tragabas. Entonces, sólo entonces, tus padres sabían que debían llevarte al hospital.
6. Vacunas
Estas son de cajón y muchas veces ni siquiera eran porque nos enfermáramos y necesitáramos mejorar. Nuestros padres tenían como deber llevarnos en los tiempos establecidos a aplicarnos las vacunas que correspondían.
Probablemente, de los peores recuerdos de muchos y ahora, de las mejores y más divertidas anécdotas de los padres. "¿Te acuerdas lo loco/a que te ponías?"
7. Consultas periódicas
Nos sentíamos bien, plenos, con energía y de repente un día, curiosamente nublado, tus padres te llevaban al médico...¿COMO POR QUÉ? En ese momento no lo sabíamos ni llevábamos las cuentas (o nos interesaba) pero cada cierto tiempo nos tocaba una revisión para checar cómo íbamos en el crecimiento y en la alimentación.
¡Ah! Si tan sólo nuestros padres nos hubieran dicho. Muchos de nosotros al saber que íbamos a ir al hospital nos llenábamos de miedo por nada.
8. Alergias
Actualmente si sufrimos de alguna alergia, sabemos cómo reaccionamos, la gravedad, lo que debemos de tomar o a dónde debemos de acudir. Pero todo tiene sus inicios y casi siempre, en el caso de las alergias, nos enteramos de niños...luego de que nos haya dado un ataque de estornudo, nos hayan salido ronchas, nos hayamos inflamado, se nos haya cerrado la garganta, entre otros síntomas peculiares.
Creo que muchos quienes sufrimos de alergias nos acordamos de lo mal que nos pusimos tan repentinamente y sin saber por qué. Sino lo recuerdas, seguro tus padres sí lo hacen: preocupados, llevándote al médico.
9. Estreñimiento
¿Sabías que...si haces bien popó deberías sentirte afortunado? Muchos, desde pequeños, no contamos con el mejor metabolismo a la hora de querer hacer del baño. Hay casos leves, donde puede ser controlado o es temporal, pero hay quienes desde niños e incluso bebés, no defecan con frecuencia o las heces, son duras o de tamaños muy pequeños.
Para no estar sufriendo con dolores e inflamaciones, nos hicieron visitar al Doctor para un diagnostico.
10. Manchas en la piel
Las causas de las manchas en la piel, son variadas, así como los diferentes tipos que hay. No por nada existe el dermatólogo. Sin embargo, al primer lugar al que nos llevaban cuando eramos niños y nos aparecía una mancha rara, de color blanco, rojo o café, y con textura rasposa, seca o escamosa, era con el Doctor. Algunos de ellos si tenían la capacidad de ayudarte otros, dependiendo el caso, te enviaban con un especialista.
Vaya, dolor de cabeza para los padres cuando te salía una mancha y se tardaba en quitarse, se extendía o los diagnósticos de un médico con otro, eran distintos.
Hay niños que tienden a enfermarse más, otros que son imanes de las fracturas y lastimarse. Algunos tienen mejor suerte y lo peor que enfrentan es un resfriado durante su niñez.
Pero por acudir siempre que lo requeríamos, nos salvamos de varias y pudimos seguir jugando, divirtiéndonos y disfrutando de nuestra infancia.
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